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Valle Calvo

Valle Calvo

Del Centro de Día ASMI, mi familia y yo sólo podemos tener palabras de agradecimiento

…por el trato recibido tanto por mi madre, usuaria del Centro, como por nosotros, sus familiares.

Mi madre lleva enferma desde el año 1983. Empezó con una depresión que le han ido tratando diferentes psiquiatras, y al final ha derivado en la enfermedad del Alzheimer.

Mi madre siempre ha sido una persona muy activa y trabajadora pero a raíz de la depresión permanecía todo el día en un sillón o una cama llorando. Ha tenido temporadas en las que ha mejorado con tratamientos pero desde hace unos años ya veníamos observando que además de la depresión, tenía una enfermedad mental degenerativa.

A partir del momento en que la comienza a tratar el neurólogo, yo me informo y una persona me habla sobre el Centro de Día de ASMI. Desde el primer momento que lo visité y hablé con la directora, supe que ese era el sitio donde tenía que estar mi madre.

Estuvo unos meses en los que le costó adaptarse y dejo de ir, pero el día a día en casa volvía a ser “insufrible”, tanto para ella como para nosotros (sobre todo para mi padre que debía permanecer todo el día a su lado). Así es que me propuse que aún sin ella querer, yo haría todo lo posible para que volviera al centro.

Y a día de hoy (aun costándome levantarla para que vaya), no podemos estar mejor todos. Ella llega por las tardes estupendamente, con ganas de hablar e incluso de reír, y nosotros el tiempo que ella está en el Centro podemos “hacer una vida normal”, sobre todo mi padre que es el que está más tiempo a su lado.

El Centro ha sido nuestra “tabla de salvación” y el trato del personal hacia ella, inmejorable.