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El papel de los cuidador@s en ayuda a domicilio durante el confinamiento

En España, son casi 12 millones de personas, lo que representa un 20% de la población, han alcanzado los 65 años o más según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Este colectivo es considerado en la actualidad como el principal grupo de riesgo ante la pandemia de covid-19, ya que la letalidad de este coronavirus aumenta a medida que lo hace la edad. Las últimas reseñas ofrecidas por el Ministerio de Sanidad reflejan que el 95,4% de los fallecidos por este virus tenían más de 60 años. Pero dentro de este grupo tan amplio de la población, el 67,2% de las muertes han sido de mayores de 80 años.

Estas cifras avalan que los mayores, sobre todos los que tienen alguna patología previa, deben extremar al máximo la precaución para evitar contagiarse. Sobre todo, como explica Sanidad, aquellos que tienen patologías previas como pueden ser hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares crónicas, cáncer o inmunodeficiencias. Para todos ellos, las recomendaciones de las autoridades sanitarias son las mismas que para la población en general, si bien es aconsejable que el confinamiento para este grupo de personas sea total, evitando abandonar en ningún momento el domicilio. Por ello, se recomienda que las compras básicas, tanto de comida como de medicamentos, o necesidades domésticas como tirar la basura, sean realizadas por otra persona. 

Igualmente, se deberán extremar las medidas higiénicas, como el lavado de manos con agua y jabón, igualmente la higiene del domicilio. No hay que olvidar seguir una alimentación e hidratación adecuada así como el cumplimiento terapéutico, es decir, la toma estricta de la medicación. También es importante mantener una movilización por la casa en la medida de lo posible, además de procurar otras actividades lúdicas para mantener el ánimo con este tipo de personas en estos momentos.

Los cuidadores/as de personas mayores, sobre todo de aquellas personas que tienen algún tipo de demencia, deben seguir una serie de pautas para sobrellevar de la mejor manera posible este confinamiento. Para ello existen diversas guías destinadas a proporcionar a los cuidadores una serie de consejos, entre ellos se destacan:

– Informarse y transmitir la realidad a quien cuidas

Resulta imprescindible entender la situación actual y la importancia de extremar las precauciones para así transmitir esta información a las personas atendidas. Para las personas mayores que reciben cuidados se recomienda que el mensaje sea muy simplificado, claro, poco alarmista y consistente. Claros ejemplos de este tipo de mensajes serían: “Seguimos estas recomendaciones para luchar contra un virus que se transmite muy fácilmente” o “Todos tenemos que quedarnos en casa para evitar el contagio”.

– Evitar la sobreinformación

Busca acceder solo a la información de fuentes oficiales y dedica solo el tiempo necesario a informarte evitando la sobreinformación, ya que un exceso de información puede favorecer la sensación de angustia por lo que ofrecer alternativas a la persona cuidada facilitando rutinas de otras actividades que ocupen ese tiempo. Contrasta la información que recibas, especialmente la información alarmista, porque puede tratarse de mentiras, falsedades o bulos. Si llegase información falsa y alarmista a la persona cuidada, desmiéntesela mediante un mensaje claro, adaptado a la realidad y que sea comprensivo.

– Extremar las precauciones

Todos debemos colaborar siguiendo las recomendaciones de las Autoridades Sanitarias para salir lo antes posible de la situación en la que nos encontramos. Especialmente, se debe extremar las precauciones en aquellos que cuidan de la población con más riesgo, como son las personas mayores. Intenta evitar al máximo las salidas.

Puede que en ocasiones sea útil pedir ayuda a otros familiares, vecinos, amigos para ir a la farmacia o al supermercado a realizar compras. Evita situaciones que impidan guardar la distancia de seguridad, como las aglomeraciones en todo tipo de establecimientos, utiliza guantes desechables y lava tus manos con mucha frecuencia (especialmente cuando vuelvas a encontrarte con la persona cuidada al volver de la compra, de la farmacia, etc.). Aunque en ocasiones puede costarnos pedir ayuda, quizá porque lo veamos como un síntoma de debilidad, en algunas ocasiones, es la mejor opción.

– Consejos básicos para el cuidado

Cuidar a una persona, más si ya es mayor, es una situación difícil y complicada. Se recomienda:

  • – Mantener una serie de rutinas ayuda mucho en especial para las personas con demencia. Conviene planificar qué haremos, cuándo y cómo. Puede ser muy útil tener un horario escrito con las rutinas de la persona cuidada (por ejemplo, con los horarios de comidas, sueño, actividad física, actividades que favorezcan la comunicación o contacto con otra persona, etc.)
  • – La inactividad y el aburrimiento puede ser uno de nuestros grandes enemigos. Además en el caso de personas afectadas por demencia podría facilitar la aparición de problemas de conducta, por ejemplo, agitación o repetición de preguntas. Intenta incluir en la rutina diaria diferentes actividades, tanto físicas (hacer algo de ejercicio, caminar por el domicilio, hacer bicicleta estática, etc.), como cognitivas (leer, hacer crucigramas, jugar a las cartas, etc.), también lúdicas (escuchar música, cantar, etc.) y creativas (pintar, hacer manualidades, etc.) o incluso realizar nuevas recetas de cocina.
  • – Es imprescindible no entrar en conflicto con la persona cuidada, no discutir. Si con algo que no es fundamental no se está de acuerdo conviene seguir el discurso de la persona cuidada y, cuando sea posible, cambiar de tema para hablar de algo agradable o diferente.
  • – Aunque pueda resultar muy difícil se debe aparentar calma y tranquilidad ante la persona que cuidas. En numerosas ocasiones el estado de ánimo de nuestro familiar o persona cuidada es un reflejo de nuestro propio nerviosismo o malestar, por lo que mantener la calma y la tranquilidad necesaria ayudará en gran medida a que la persona cuidada también esté tranquila.
  • – También puede utilizarse el empleo de las nuevas tecnologías para realizar otras actividades, por ejemplo: rutas virtuales a través de museos, conciertos a través de redes sociales, etc.
  • – Es muy probable que haya momentos en los que se puedan perder los nervios ante algún comportamiento no previsto o inadecuado, en momentos así en lugar de reprocharse una y otra vez esos desaciertos intenta captar si estás quizá queriendo resolver varias cosas a la vez, sin perder nunca de vista la difícil tarea a la que te estás enfrentando, para la que nadie nace preparado. Ser flexible siempre ayuda. Se ha de tratar de manejar adecuadamente la situación (con calma y respeto), aunque la persona cuidada, en ocasiones, responda de una manera distinta a la que tú esperabas.

OBLIGACIONES Y NECESIDADES: LOS LÍMITES DEL CUIDADO

Desde Fundación Asmi defendemos que una cuidador/a es una persona con total vocación y entrega que se encarga del cuidado de personas mayores y/o dependientes. Una cualificación que debe gozar del reconocimiento tanto de las familias y de la sociedad en general. No obstante, en el desarrollo de su actividad en el cuidado domiciliario es habitual que surjan ciertos conflictos al no estar bien delimitadas las funciones propias de su profesión o al no haber aclarado suficientemente los términos de la relación laboral con la familia.

Por lo que aclarado este punto, conviene recordar cuáles son los límites del cuidado de una persona dependiente por parte de una cuidadora o cuidador de ancianos. En este sentido, entre las obligaciones no se contempla:

  • La domesticidad o el empleo en el hogar. Si bien la utilidad es lo que da sentido a la identidad laboral de las cuidadoras de ancianos, esta no debe entenderse fuera del contexto de la asistencia a otra persona. Las cuidadoras de atención a la dependencia, o auxiliares de ayuda a domicilio, tienen entre sus tareas la asistencia al hogar, pero enfocada a realizar un mantenimiento diario, sería obligación de la cuidadora: hacer la cama, limpiar y ordenar el cuarto de la persona usuaria, ir a la compra, hacer la comida, recoger la cocina, limpiar el aseo… todo lo que conlleva la asistencia del hogar del día a día, tanto de la persona usaría del servicio como de su cónyuge. Ahora bien, si en el domicilio vive toda la familia, la cuidadora no tiene por qué hacer la comida de todos… tampoco serían tareas de la cuidadora realizar limpieza en más profundidad, por ejemplo en lámparas, pintar, etc…
  • La gestión de los asuntos personales del usuario como por ejemplo irle a la farmacia, a la compra, al médico, a pagar recibos… del usuario del servicio SI, sin embargo de sus familiares no.
  • Atender a otros miembros de la familia, como si también estos estuvieran a su cargo.
  • Tomar decisiones importantes en nombre de la persona a su cargo.

En ausencia de un marco legal que establezca de manera más clara los límites del trabajo del cuidador, habrá que apelar al código moral basado en la honradez, la confianza mutua y la humanidad. Al fin y al cabo, la finalidad de esta relación es la de garantizar el bienestar de una persona dependiente sin que ello implique la degradación laboral del cuidador.